RoadTrip por los Valles Calchaquíes – parte 1

Te cuento el día por día de mi recorrido en auto por esta región del Norte Argentino

¿Y si hacemos un viaje juntas?

La pregunta quedó flotando en el aire, entre los colores perfumados de los lapachos que empezaban a florecer y ese aire tibio de las tardes salteñas de agosto. En menos de una semana las ideas y los sueños se transformaron en planes concretos. Casi por arte de magia los días tuvieron destinos, se llenaron horas de llegada y salida, visitas y compromisos. 

Dejamos Salta el 19 de agosto de 2021, expectantes y ansiosas. Nunca habíamos compartido un viaje juntas, tan solo unas porciones de pizza. La energía había fluido con la libertad del viento, pero compartir varios días con una desconocida siempre tiene sus riesgos. Puede ser una pesadilla o sentir que ganaste la lotería. A nosotras nos pasó eso. Todo, hasta el más mínimo detalle, fue perfecto. Incluso lo que primero pensamos que era un inconveniente o un contratiempo, terminó siendo un regalo del universo, reafirmándonos que se trataba de un viaje bendecido.

Una parada en la Cuesta del Obispo, la ruta desde Salta a Cachi

Roadtrip por los Valles Calchaquíes

con @alwaystravelera

DÍA 1: CACHI

El sol de agosto, impredecible y caprichoso, nos golpeaba de frente, mientras desandábamos el camino rumbo a nuestro primer destino: Cachi. La imponente ruta comenzaba a hacer su magia. Los verdes, secos y gastados, contrastan con los caprichosos fulgores de la tierra. Colorados, tostados, castaños, pardos, cobrizos. Apenas empezamos a trepar los primeros metros, una extraña sensación de mareo se apoderó de mí. Enseguida empecé a mascar coca por primera vez en mi vida, lo que me ayudó a seguir manejando sin problemas.

El extraordinario zigzag de la Cuesta del Obispo nos descubría en cada curva un escenario único y deslumbrante. Pasamos por la pequeña capilla San Rafael, en la Piedra del Molino, el punto más alto de la ruta: 3348 msnm. Pocos kilómetros más adelante nos encontramos con la Recta de Tin Tin, un tramo de 20 km de largo que atraviesa como una flecha el Parque Nacional Los Cardones.

Recta de Tin Tin

Unas cuatro horas después entramos a ese pequeño paraíso llamado La Merced del Alto un hotel que juega con los matices caprichosos del horizonte. Su figura, blanca e impoluta, quiebra el paisaje seco. En su interior habitan muebles colosales y pisos robustos. La comodidad de la habitación nos abrazó con calidez. La Merced del Alto nos regaló una experiencia de lujo. Un alojamiento excepcional en un lugar simplemente perfecto. 

Living de la Merced del Alto
Vista desde la Merced del Alto

La distancia entre Salta y Cachi es de 163 km. Sin hacer paradas en el camino (inevitable hacer unas cuentas para sacar fotos) el trayecto es de unas tres horas.

★ Parte de la ruta es camino de ripio. No es necesario ir con 4×4, nosotras fuimos con un auto común y no tuvimos problema. 

★ Llevar hojas de coca para mascar en el camino o caramelos de coca, evita el apunamiento.

Postales de Cachi
Iglesia San José de Cachi

DÍA 2: CACHI

Llegamos a la Hostería de Cachi con el bochornoso calor del mediodía. El amparo fresco de sus enormes árboles nos dieron la bienvenida. Con una ubicación inmejorable, muy cerca del centro de Cachi, la hostería es una de las opciones más cómodas para alojarse.

Patio de la Hostería de Cachi
Hosteria de Cachi

Antes de que el sol se esconda entre los cerros llegamos a la Bodega Issasmendi, un pequeño viñedo de tres hectáreas, cuidado con amor de familia y pasión de trabajo. Nacida en 2005 por la fuerza de la voluntad de Ricardo Isaasmendi, bisnieto del fundador de Colomé, la primer bodega argentina, la Bodega Isaasmendi nos acerca una retazo de historia desconocida. Esta bodega familiar, respira historia por sus paredes. 

Bodega Isaasmendi

La antigua casa del viñedo perteneció al noruego Arne Hoygaard, médico científico renombrado internacionalmente y muy querido y respetado por el pueblo de Cachi. La familia Isaasmendi decidió conservar la propiedad y en ese patio, el corazón de la bodega, sus dueños reciben a los visitantes. La poderosa magia de la naturaleza hace su trabajo siempre perfecto y uno solo tiene ganas de quedarse ahí, en silencio, disfrutando de ese paisaje tan extraordinario, bañado por la luz dorada del atardecer entre los Valles Calchaquíes. 

DÍA 3: SECLANTÁS

Llegamos a Seclantás al mediodía. Nos acomodamos en El Capricho, una pequeña hostería de solo seis habitaciones que funciona en una de las casas más antiguas del pueblo. Sus paredes de más de 200 años de vida, atesoran una soberbia historia. Techos originales con titánicas vigas de madera, puertas y ventanas gastadas por generaciones de manos, una capilla escondida y un patio interno nos transporta a un tiempo sin tiempo.

Galería de la Hostería El Capricho

A la tarde decidimos ir a conocer la Laguna del Brealito, uno de los atractivos naturales de la zona. Google Maps nos indicaba un trayecto de treinta minutos y una distancia de 17 km. Pero la realidad superó la tecnología. La ida fue una hora y media de stress por un camino bastante maltratado, la mayor parte en subida, curvas infinitas, señalización inexistente. La vista que impacta es de arriba por lo que te sugiero que trates de llegar temprano y contrates para hacer un trekking y ver este espejo de agua en medio de las montañas. A la altura de la tierra no tiene ningún encanto y no me parece que el viaje valga la pena… ni hablar si estás justo de tiempo. La vuelta fue más simple y en unos 50 minutos estábamos de regreso en Seclantás.

Laguna Brealito

Nuestra siguiente parada es Casa Díaz, el restaurant más famoso del pueblo. Nos recibe Pio, el hijo del dueño, encargado de hacer florecer este lugar con la fuerza de su juventud y el sueño de preservar las recetas de su abuela. Las paredes de adobe aún guardan el aroma de esos sabores míticos de su infancia. Las puertas de su casa, abiertas de par en par, su calidez franca y la excelencia de su propuesta gastronómica resulta ser un verdadero tesoro seclanteño. Sin dudas Casa Díaz es una parada obligatoria en cualquier recorrido por los Valles Calchaquíes.

Comedor de Casa Díaz – Seclantas

La distancia entre Cachi y Seclantás es de 29 km por la ruta nacional 40. Todo el camino es de ripio pero no presenta mayor dificultad, se puede hacer con un auto común. El trayecto es de unos 50/60 minutos. 

★ Seclantás es uno de los SEIS PUEBLOS MÁGICOS DE SALTA, por ser la “Cuna del Poncho Salteño“. Unos pocos kilómetros antes de llegar al pueblo, sobre la misma ruta, se encuentra el Camino a los Artesanos. Son las casas de los lugareños que se dedican a tejer a mano verdaderas obras de arte, con sus telares rústicos, clavados en esa tierra seca pero fecunda. Merece la pena parar y ver la maestría de la gente creando mantas, ponchos, ruanas y una variedad de piezas únicas.

Telar artesanal en medio de la ruta de Cachi a Seclantas

Seclantás es una pequeña localidad de unos 450 habitantes. Quedarse una noche y hablar con algunos de sus habitantes, aporta el verdadero encanto a este pueblo detenido en el tiempo.

★ La Iglesia Nuestra Señora del Carmen fue construida entre los años 1827 y 1835. La Capilla del Cementerio, construida en 1885, es considerada única en su estilo en la provincia de Salta.

Capilla del Cementerio – Seclantas
Cementerio de Seclantas

★ Se cree que el nombre del pueblo provendría del antiguo cacique «Seclanta» que habitaba con su nación en esos valles.

Para comer en Seclantas ➜ El Sucucho, donde podes probar los mejores sandwiches de milanesa de la galaxia.

Empanadas en El Sucucho – Seclantás

DÍA 4: BODEGA COLOMÉ

Nos levantamos temprano, queríamos terminar de recorrer ese pueblo con perfume caliente y aire de otro siglo. Pasamos a conocer la capilla del cementerio por recomendación de los lugares, un lugar venerado con santidad. El cementerio, repleto de ofrendas y flores coloridas, pintan con un dejo de alegría la tristeza de la pérdida de los seres queridos.

Abandonamos con cierta nostalgia Seclantás y seguimos viaje rumbo a unos de los lugares que más anhelaba conocer: la legendaria Estancia Colomé.

El paisaje en Bodega Colomé

Su hechizo atrapa mucho antes de ver la silueta de su estampa. La bodega Colomé ostenta muchos honores, aunque ninguno tan impactante como la belleza del lugar que la rodea. 

En Colomé, el servicio y la hospitalidad, son ley. Desde el primer instante que pisas su tierra, te sentís reina. Y eso es lujo. La copa de bienvenida, la amabilidad de los empleados, la habitación espaciosa, el baño de película. Los ojos se esfuerzan por admirar semejante despliegue y como todo es tanto, mejor disfrutarlo hasta el último segundo que puedas. Es un regalo de la fortuna que te llevas puesto en el alma.

La estancia Colomé está a 18 km de Molinos, el pueblo más cercano. Se accede por la ruta provincial 53 y es un trayecto de unos treinta minutos. Todo el camino es de ripio pero no presenta mayor dificultad, se puede hacer con un auto común. 

Colomé es la bodega más antigua de Argentina. Fue fundada en 1831 por el gobernador español de Salta, Severo de Isaasmendi. Además poseen algunos de los viñedos más altos del mundo.

Hospedarse en Colomé es sin dudas, una experiencia incomparable. Pero también se puede visitar la bodega para almorzar, hacer una degustación y visitar el asombroso Museo de la Luz del artista norteamericano James Turrell, parte de la colección privada de Donald Hess, el empresario suizo que compró la bodega en 2001. No puedo contarte mucho de qué se trata este museo, solo puedo decirte que si tenes la posibilidad de visitarlo, no te lo pierdas porque es realmente algo único en el mundo.

El Museo James Turrell bajo la luna de Colomé

Una serie de eventos afortunados. Así fue nuestro viaje con Rocío de @alwaystravelera por los Valles Calchaquíes. Conocimos  un puñado de gente maravillosa y, por unas horas, fuimos parte de esa vida con aire lento que se respira allá, en lo alto de esta tierra bendita llamada Salta.

Junto a Rocío en La Merced del Alto, Cachi

Nos quedaron muchos pendientes, como las Cuevas de Acsibi. Un día antes de nuestra visita hubo un derrumbe y no llegamos a verlas. Una excusa más para justificar el regreso.

Dejamos Cachi bien temprano, queríamos estar en Salta antes del mediodía. En medio de esa ruta imponente, nos esperaba el broche de oro. Estábamos arriba de las nubes, que tapizaban las laderas de los cerros, una alfombra blanca y espesa que nos sacudió los sentidos con la potencia de su belleza. 

Las nubes debajo nuestro, en la Cuesta del Obispo

No me alcanzan las palabras para agradecer todo lo que me llevé puesto en ese viaje. Paisajes grabados en el corazón y una colección de fotos que inmortalizan la soberbia de nuestro país que nunca deja de sorprender.

★ Las Cuevas de Acsibi son unas imponentes formaciones rocosas de aresnica roja. La única forma de llegar a ellas es con guías autorizados. La actividad dura unas 7 horas.  

El fénomemo de las nubes en la Cuesta del Obispo se repite con frecuencia, casi a diario. Es realmente extraordinario, aunque hay momentos en los que la visibilidad en la ruta es casi nula. Por las tardes, a eso de las 16 hs, las nubes bajan, invadiendo el camino por completo. Si vas en auto es recomendable bajar antes de ese horario o quedarte a dormir en Cachi para evitar ese trayecto en condiciones desfavorables.

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2 comentarios el “RoadTrip por los Valles Calchaquíes – parte 1

  1. majito quiero ir con vos sos a recorrer esas hermosuras de nuestra tierras tan antiguas , avisame para e proximo viaje –
    besos muy grandes y arazos a la distancias gerardo

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  2. Pingback: Roadtrip por los Valles Calchaquíes (parte 2) | Destinos&Maletas

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